
¡Que nunca vuelva a pasar!, ¡Qué nunca vuelva a oír ese mudo llanto!
Una tormenta se cierne en el olor a asfalto y tierra recién bañada. Un ardor malsano nace como flor descompuesta en la orilla de una mirada, de unos ojos perdidos mirando
al Leteo. Esa sangre que se coagula en traumas, se dispara en un primer estallido de voz ardiente. Pupilas rojas como demonio ciego, perturbación del alma húmeda o de la carencia absoluta de ésta.
Ella, inocente como una flor olvidada, temblorosa como una vida respirando agonía y que su único menoscabo es pertenecer a una estirpe celestial, se oculta como un sol abrumado por la más densa negra noche, tinieblas del más atroz agravio.
Una imagen nublada en el sicario, percibe un movimiento tenue como un poema inconcluso, se apresura con los pies derrumbados, e inyecta su furia febril en los poros de la piel de un alma atormentada. En un ambiente de prismas rojos, ruega porque la muerte llegue y libere su mal, procuré su olvido, pero solo se incrusta el infierno en la piel que soporta como un Prometeo ante los buitres.
Un ángel en el suelo frío, más allá de la clemencia del dolor, asoma su rostro implorando al cielo que parece olvidarla. La alfombra de un llanto que conforma un nuevo mar sombrío, la ocultan de la mirada del verdugo.
Puede yacer bajo tierra, o aun respirar un poco en medio de la negrura del odio, pero vida y muerte se confunden en una danza que parece ser infinita.
Desconoce aquel corazón destrozado con piel de traje rojo, si la realidad no es una locura y la demencia sea la salida. Por fin percibe que su latido le vuelve a la habitación del pecho, se alegra de poder tomar su destino en las manos. Sale victoriosa como centellando el orbe, dispuesta a otorgar una nueva imagen a la vida. Esperanza y poesía son su estandarte, pero si está muda por el inconveniente de la muerte, siempre habrá una voz que entone su existencia…
IRENE, UNA MUJER QUE SE ACUESTA EN LAS NAVAJAS DE LAS LÁGRIMAS
Ella es nadie, ella es todos.
Ella eres tú, ella soy yo.
A lo lejos se escucha un murmullo…
Un saludo.
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