Akbal

La creación en los horizontes de las pupilas del mar en silencio
La libertad del alma que late en los crepúsculos
La rueda gira en los laberintos del pensamiento
Morir para el mundo, para vivir en el Espíritu




miércoles, 26 de mayo de 2010

El castillo de Indemar


Kirlek, era uno más de los que creían en las letras y la música, sentía que ambas tenían magia. Percibía que los libros eran de alguna forma una escalera para ascender al cielo que era infinito y lleno de eternidades por dentro. Él vivía en un mundo de fuego llamado Cosmos, donde reinaba la violencia, la indiferencia y un olor intenso de las gentes que sólo se dedicaban a no morir, y que trabajaban horas enteras, jornadas esclavizantes de labores que solo permitían obtener un salario miserable que apenas alcanzaba para malcomer. Estás condiciones se daban en todo el universo, pero por alguna mala fortuna, en la ciudad de Netzva donde el sol ardía con toda su furia, se acrecentaba más aún lo deplorable, la miseria en la que había caído casi toda la humanidad. Kirlek, se dedicaba a enseñarles la magia escondida de los libros a todos los pobladores del cosmos y también cantaba entonando melodías y ruidos por medio de un instrumento de cuerdas que tenía una voz primordial tatuada en su cuerpo junto a una oración sagrada. Empezó su entrega por ese oficio , la música y los libros desde su juventud en donde todo destellaba e incluso desde vidas anteriores que él aún no recordaba claramente.

Sería largo contar la historia hasta la fecha de este amante de los libros, pero lo que interesa ahora es hablar de su cautiverio para dejar un testimonio de libertad.

Kirlek, había caminado por varias veredas de distintos colores y entre ellas pudo leer las historias que sabía, dar voz a los muertos que cargaba en los libros, a lo anónimos, a los más célebres y a muchos de sus escritos hechos en su andar por el mundo. Cuando empezó a mantenerse de su sagrado oficio, le daban apenas para vivir y el encargado de su paga monetaria era un ser pestilente y olvidadizo que se había escapado de una historieta política de mal gusto. Pero la paga de este trovador de letras era sobre todo espiritual, cuando alguien dentro de su corazón despertaba en sus adentros una esencia dormida en una de sus presentaciones, era como si su interior se iluminará por aquella magia que los libros contenían y que Kirlek sabía compartir. Pero el problema era que su estomago estaba vació.

Pero Kirlek un día decidió dejar de vivir de ese ser repugnante y fue cuando el mago Indemar apareció. Éste ser es proveniente de los cuentos y las realidades más perversas y lanzó un hechizo de voces contra Kirlek que incauto cayó bajo su engaño. Le prometió que bajo su guía él podría compartir la magia de los libros y que no tendría que preocuparse como los demás por conseguir algo para mantenerse él y su Princesa que todas las noches bella lo esperaba con mucho amor. El mago perverso le dibujó en el aire un mundo maravilloso, donde la lectura y el escribir serían parte de un plan maestro para que todos los habitantes de Netzva pudieran conocer los grandes misterios y secretos de los libros. Así que ilusionado decidió irse ante tan bello plan con el mago Indemar. Llegaron a un lugar esplendoroso, donde Kirlek estaría compartiendo la magia de los libros, pero fue entonces cuando el mago de la ilusión le mostró las 6 esferas que brillaban más intensamente que el oro, pero el trovador contador de historias incansable no sospechaba siquiera que no solo estaban vacías, sino que dentro tenían un terrible hedor.

El incauto contador de cuentos fue a dar a un cuarto lleno de libros maravillosos, pero no sabía que estaría ahí por muchas horas al día, pero no haciendo lo que el sabía, sino más bien ofreciendo todas las pociones de Indemar a los habitantes de Netzva. Si, Kirlek le había vendido por un tiempo que nunca se supo cuanto fue, muchas horas de su vida a esa mago embaucador que vociferaba a todos los vientos la magia de la sabiduría y de los libros, pero lo que en realidad pedía era oro. Tal vez Indemar no tenía mala intención, pero el camino al abismo está empedrado de buenas intenciones y con su proceder ahorcaba a sus prisioneros cortándoles la libertad y la creatividad, reproduciendo las enfermedades de la miseria y la explotación.

Kirlek, tiene el valor de salir de las manos huesudas de Indemar y lo hará en el momento preciso...


Akbal

sábado, 22 de mayo de 2010

Irene


¡Que nunca vuelva a pasar!, ¡Qué nunca vuelva a oír ese mudo llanto!

Una tormenta se cierne en el olor a asfalto y tierra recién bañada. Un ardor malsano nace como flor descompuesta en la orilla de una mirada, de unos ojos perdidos mirando

al Leteo. Esa sangre que se coagula en traumas, se dispara en un primer estallido de voz ardiente. Pupilas rojas como demonio ciego, perturbación del alma húmeda o de la carencia absoluta de ésta.

Ella, inocente como una flor olvidada, temblorosa como una vida respirando agonía y que su único menoscabo es pertenecer a una estirpe celestial, se oculta como un sol abrumado por la más densa negra noche, tinieblas del más atroz agravio.

Una imagen nublada en el sicario, percibe un movimiento tenue como un poema inconcluso, se apresura con los pies derrumbados, e inyecta su furia febril en los poros de la piel de un alma atormentada. En un ambiente de prismas rojos, ruega porque la muerte llegue y libere su mal, procuré su olvido, pero solo se incrusta el infierno en la piel que soporta como un Prometeo ante los buitres.

Un ángel en el suelo frío, más allá de la clemencia del dolor, asoma su rostro implorando al cielo que parece olvidarla. La alfombra de un llanto que conforma un nuevo mar sombrío, la ocultan de la mirada del verdugo.

Puede yacer bajo tierra, o aun respirar un poco en medio de la negrura del odio, pero vida y muerte se confunden en una danza que parece ser infinita.

Desconoce aquel corazón destrozado con piel de traje rojo, si la realidad no es una locura y la demencia sea la salida. Por fin percibe que su latido le vuelve a la habitación del pecho, se alegra de poder tomar su destino en las manos. Sale victoriosa como centellando el orbe, dispuesta a otorgar una nueva imagen a la vida. Esperanza y poesía son su estandarte, pero si está muda por el inconveniente de la muerte, siempre habrá una voz que entone su existencia…

IRENE, UNA MUJER QUE SE ACUESTA EN LAS NAVAJAS DE LAS LÁGRIMAS

Ella es nadie, ella es todos.

Ella eres tú, ella soy yo.

A lo lejos se escucha un murmullo…